Monday, 2 March 2009

Economía y Mercado

Vuelve el proteccionismo regional

JORGE CAUMONT

Lejos de aplacarse, la crisis financiera por los problemas de repago de los créditos hipotecarios que estallara en agosto de 2007 se ha generalizado entre los países desarrollados. Pese a los esfuerzos de esas naciones por controlarla, ha derivado además, en una crisis económica que rápidamente se ha trasladado a numerosos países emergentes y que amenaza con llegar a otros aún no tan afectados. Una recesión como la que se vive en gran parte del mundo y que no tarda en profundizarse en el resto, es el golpe más severo que ha sufrido la globalización y no debe extrañar que algunos opinen que se pueda desembocar en una depresión. Se trata ésta de una situación en la que el gasto interno cae considerablemente y en la que la inflexibilidad del mercado laboral provoca altísimas tasas de desempleo. Tanto en Estados Unidos como en la Eurozona, en el Reino Unido y en Japón, se han tomado medidas para evitar la recesión de sus economías, en algunos casos luego de más de una década de crecimiento. Esas medidas de carácter fiscal -reducción de impuestos y aumento del gasto público-, y monetario -bajas pronunciadas en las tasas de interés de intervención de la autoridad monetaria-, son sumamente expansivas. Se procura que el gasto público estimule la oferta productiva y que las exoneraciones o devoluciones de tributos aumenten el ingreso disponible de la población y con las bajas tasas de interés estimulen a la demanda agregada interna privada (al consumo y a la inversión). Con esos estímulos se debería lograr la reacción de la oferta -fundamentalmente de la producción doméstica-, y con ella reducir el desempleo. Sin embargo, a pesar del excepcionalmente grande estímulo a través de políticas fiscal y monetaria expansivas, la situación mundial sigue en franco deterioro, los indicadores son cada vez peores y el desánimo tiende a agravarse en un entorno en el que la confianza -sobre todo en las instituciones bancarias que corren por su ausencia fuerte riesgo de liquidez-, es lo que se debe necesariamente recobrar para que se inicie un proceso de recuperación económica.

LA REGIÓN. En nuestra región la crisis financiera y económica internacional ha comenzado a plasmarse en menores niveles de crecimiento y en estancamiento en los dos países mayores. En Brasil los resultados de los dos últimos meses de 2008 fueron desilusionantes. No solamente su sector externo es golpeado por la situación internacional, que luego de diez años de impulsar la expansión de las exportaciones ahora las hace declinar en volumen y en precios. También internamente se viven efectos de la coyuntura mundial y la actividad se contrae. Las perspectivas agrícolas son de una zafra menor este año que el pasado; la industria manufacturera ha declinado considerablemente -a un ritmo de dos dígitos en diciembre-; la construcción se ha desacelerado significativamente y el comercio otro tanto. En un país en el que desde hace ya seis años el desempleo ha estado cayendo hasta niveles relativamente bajos para lo histórico, desde noviembre los despidos de personal y el paro forzoso han comenzado a ser noticia habitual por la rapidez y ritmo de su expansión, y preocupación fundamental de la conducción económica y política. En Argentina los resultados económicos también han comenzado a ser preocupantes, luego de un lapso de seis años de expansión ininterrumpida por las circunstancias externas y pese a la inflación "disfrazada" por el Indec desde 2006. El agro, que vivió su gran esplendor hasta agosto de 2008, verá en 2009 mermar su producción por la extensa sequía y fundamentalmente por la caída de los precios internacionales. La industria, que comenzara a declinar según indicadores privados en noviembre pasado debido a lo que ocurre en sectores tales como el automotriz y los vinculados al agro y a la construcción, ya lo hace ahora también según el indicador oficial, el EMI. La construcción declina hace varios meses según indicadores oficiales (el ISAC del Indec), y en los últimos meses también en términos desestacionalizados se contraen las ventas en supermercados y shoppings, lo cual se corresponde con los indicadores de la Cámara de Comercio Argentina y de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa que señalan la disminución de las ventas minoristas en los últimos meses. El desempleo refleja esos comportamientos y su suba preocupa al gobierno que enfrentado a las elecciones de medio término en octubre, pide a empresarios evitar la persistencia del paro pues le reduce su probabilidad de triunfo.

LAS REACCIONES. En el umbral de la recesión, la reacción de nuestros vecinos es una habitual en países emergentes en declinación: el proteccionismo abierto o disfrazado en medidas no arancelarias. Una actitud que también tiende a asumir la novel administración demócrata norteamericana y que ha sido criticada por el Secretario General de la Organización Mundial de Comercio. Pascal Lamy ha dicho en Seúl que si el gobierno de Obama perjudica a las importaciones con el "compre americano" incluido en su programa económico, sus exportaciones se verán también perjudicadas, aquello tan viejo en economía que un impuesto a las importaciones es un impuesto a las exportaciones.

En Argentina, en octubre del año pasado se establecieron licencias no automáticas de importación para 1.200 productos de 164 posiciones arancelarias sobre un total de 9.771. Esas licencias, para las que la dilación en concederse implican un proteccionismo disfrazado por restricción no arancelaria, han afectado las exportaciones de productos uruguayos y fundamentalmente brasileños. Por su parte, Brasil tiene el mismo mecanismo proteccionista para 5.089 de las 9.771 posiciones arancelarias. Pero el disfraz proteccionista también se viene acompañando ahora en Argentina por el proteccionismo abierto ya que para 800 productos se han impuesto aranceles basados en un justificativo espúreo. Se han elevado los precios mínimos de exportación de modo que se considere subsidiado a los que se exportan hacia la Argentina con precios menores a los fijados y por lo tanto punible con la aplicación de derechos de internación compensatorios del supuesto subsidio.

Ante eso, la reacción de Uruguay ha sido la correcta: insiste ante los dos socios mayores con evitar el neo proteccionismo comercial. Aunque poco respeto se tiene por nuestra opinión en el entorno del Mercosur, de todos modos es destacable que se haya aprendido por nuestros gobiernos -ahora podemos incluir al actual porque los anteriores ya habían condenado al proteccionismo comercial-, lo contraproducente que es el intento por proteger las actividades locales con instrumentos de política comercial prohibitivos de importaciones o con subsidios a exportaciones. Luego de la crisis de los años treinta del siglo pasado se intentó un desarrollo autárquico que llevó al crecimiento industrial sustitutivo de importaciones. Después cuando éste se estancó, apareció el nuevo régimen promocional de la actividad local a través de subsidios a las exportaciones. Ninguno de los dos regímenes terminó siendo eficaz para el desarrollo de actividades eficientes en general. El desmantelamiento del proteccionismo en nuestro país, que comenzara en 1973 y que se ha profundizado lentamente desde entonces, ha tenido los resultados que hoy -aunque podrían ser mejorados sensiblemente con otras medidas de mayor competencia sobre todo a nivel de servicios públicos-, no se desean perder.

Saludos,
Alejo
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