Thursday, 6 November 2008

A OPINIAO DE DESMOND TUTU

DETROIT, Estados Unidos - El arzobispo Desmond Tutu es el primer obispo anglicano negro de Sudáfrica. Su acción contra el régimen racista de su país fue decisiva para derrotarlo en 1994, diez años después de recibir el premio Nobel de la Paz.

Hoy patrocina negociaciones internacionales de paz. Líderes y gobiernos buscan su consejo, y enseña los caminos de la justicia y la no violencia en las principales universidades del mundo.

IPS dialogó con el hombre en quien el ex presidente Nelson Mandela confió para sanar las profundas heridas a la sociedad sudafricana tras el infame apartheid (régimen de segregación racial institucionalizada en perjuicio de la mayoría negra) a través de la Comisión de Verdad y Reconciliació n que encabezó.

La estadounidense Universidad de Michigan entregó esta semana a Tutu la medalla Wallenberg por su labor humanitaria.

La actual crisis financiera mundial muestra que algo está mal con el sistema de libre mercado, dijo a IPS, en esta entrevista exclusiva, el líder sudafricano, quien reclamó una revisión profunda de los principios fundamentales del capitalismo.

Tutu señaló que los gobiernos africanos deberían formar carteles para proteger sus instituciones, así como las naciones occidentales protegen a sus propias empresas financieras.

Además, lamentó que los líderes políticos y religiosos de África no atendieran la situación de Zimbabwe en los primeros años de su independencia, en la década del 80, y manifestó su optimismo ante la perspectiva de que el candidato opositor Barack Obama llegue a la presidencia de Estados Unidos.

IPS: ¿Cómo cree que afectará la crisis financiera mundial el avance hacia los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio?

DT: Si no hay dinero de los países ricos, será muy difícil que el mundo en desarrollo los alcance. De todos modos, espero más atención hacia el sistema económico internacional, porque es lo que está en el fondo del problema en muchos aspectos.

Los países ricos deben revisar los principios fundamentales del capitalismo. Creo que el capitalismo tiende a alentar algunos de los aspectos menos nobles del carácter humano.

IPS: Occidente le hace frente a la crisis financiera mediante intervenciones de gobiernos y bancos centrales. Pero la Unión Europea continúa prescribiendo para África más liberalizació n comercial y menos acción estatal. ¿Los gobiernos africanos tienen la voluntad de resistirse a esas políticas?

DT: Estamos destinados a vivir en una comunidad de interdependencia. Si continuamos tratando a otros como marginados --y cuando son marginados tienden a quedar colgados del lado más fino de la rama--, estaremos en problemas. Aunque nuestros países dialoguen desde una posición de debilidad, quisiera que dijéramos: "No, queremos una reforma fundamental del sistema económico."

Ellos dicen: "Liberalicen, no impongan barreras comerciales. " Pero, ¿qué hacen? En la Unión Europea ofrecen todos esos subsidios agrícolas masivos, de dos dólares al día por cada vaca. En el mundo hay millones de personas que viven con menos de eso.

Ellos no dicen nada de esas barreras que le dificulta a los países en desarrollo una competencia justa con sus productos en esos mercados. Pero a los países ricos les resultará ahora incómodo decir que los gobiernos no deben intervenir, pues intervinieron masivamente y aun así dicen tener "empresas libres". Y no sé cuán "libres" son, realmente.

IPS: A los Acuerdos de Asociación Económica (EPA) que negocia la Unión Europea con sus antiguas colonias africanas se las percibe como un límite al potencial de crecimiento y desarrollo de África. ¿El continente debe imponer salvaguardas en esos acuerdos internacionales?

DT: Los africanos tenemos ahora muchas más posibilidades de hacerlo. Pero admitamos que, hasta cierto punto, somos culpables, pues le hemos abierto camino a líderes corruptos, a personas que se preocupaban por sí mismas y no estaban para servir al pueblo.

Veamos, por ejemplo, lo que ocurrió en Zaire (actual República Democrática del Congo), un país muy rico. Sabemos, sin embargo, que los gobernantes se embolsaron buena parte de esa riqueza depositándola en bancos suizos o con otros mecanismos por el estilo.

Por lo tanto, también debemos decirles a nuestros líderes: "Ustedes serán llamados a rendir cuentas ante el pueblo. No usarán sus cargos para enriquecerse. Ustedes están en ellos por el interés del pueblo".

IPS: Los gobiernos africanos han sido criticados por no pararse con firmeza frente al presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe. El acuerdo político alcanzado allí entre el gobierno y la oposición es muy frágil. ¿Qué sugiere usted?

DT: He dicho, desde el comienzo del conflicto, que el modo en que actuamos como líderes me mucha vergüenza. No me refiero sólo a los líderes políticos. Los líderes religiosos y de otros sectores no han visto el gran sufrimiento de buena parte del pueblo sólo para mantener en el poder a alguien que, por cierto, tiene destacables antecedentes como combatiente por la libertad.

Durante los primeros 10 años de independencia de Zimbabwe (en 1980) ni siquiera pensamos en las masacres que ocurrían allí. Ayudamos a convertir al país en un gran productor de cereales, pero lo que sucede ahora (la hambruna) es horroroso. Espero que (los gobiernos africanos) alcen más la voz.

IPS: La mayoría de las compañías estatales africanas se vendieron a corporaciones multinacionales. En la crisis en curso, Occidente protege sus empresas. El presidente francés Nicolas Sarkozy propuso la semana pasada al Parlamento Europeo crear fondos soberanos para proteger a sus compañías de "depredadores" extranjeros. ¿Cuál es la lección para África?

DT: Bueno, espero que nuestros líderes hayan aprendido que quizás deban formar… carteles, tal vez. Que unan fuerzas y digan: "Nos negamos a que sigan abusando de nosotros." Muchos de nuestros países producen recursos que demanda el mundo industrializado. Y debemos ser capaces de decirles: "Queremos un trato más justo del que hemos tenido hasta ahora."

IPS: ¿Qué consecuencias tendría para África una eventual presidencia de Barack Obama en Estados Unidos?

DT: Rezo para que los votantes estadounidenses hagan lo correcto. Eso será, creo, algo fantástico para los negros de todo el mundo. Los que lo aclamaron en Alemania no eran solo negros. Eso augura una nueva era. Nacerá una nueva era cuando Obama se mude a la Casa Blanca.

A veces se habla de sentimientos antiestadounidenses fuera de Estados Unidos. No es ésa mi experiencia. Hay, por cierto, resentimiento en muchas partes del mundo contra un Estados Unidos arrogante y unilateral, al que se ve como un niño pendenciero. Un país que se niega a firmar el Protocolo de Kyoto cuando el resto del mundo es consciente de que el cambio climático es una amenaza muy real contra la mera existencia de la humanidad. Un país que invade a Iraq, algo que muchos ni siquiera imaginaban y que se convirtió en un horrendo desastre.

Esperamos que el nuevo gobierno se quite de encima la fea mancha de Guantánamo, que deje de ser el país que hace posible que sucedan cosas como (las torturas en la cárcel iraquí de) Abu Ghraib.

IPS: Sudáfrica volvió a captar la atención mundial en los últimos meses. Usted ha sido muy crítico del renunciante presidente Thabo Mbeki. ¿Qué espera de la actual transición?

DT: Uno de los hechos remarcables es que el cambio fue pacífico. Es muy inusual que un presidente africano renuncie antes del fin de su mandato, como lo hizo Thabo Mbeki. Normalmente, llaman a los militares y hay una gran masacre.

Nuestro nuevo presidente (Kgalema Motlanthe) es una figura muy atractiva. Es un hombre modesto, agradable. Algunos de los cambios que ha hecho el nuevo gobierno son muy importantes. Debíamos tener en el Ministerio de Salud a alguien que diga cosas sensatas sobre el VIH/sida (la nueva ministra es Barbara Hogan).

De todos modos, la brecha entre ricos y pobres se profundiza. Habrá resentimiento. El público se preguntará dónde está el dividendo de la paz. Una de las primeras cosas que sacuden a quien llega a Sudáfrica, cuando el avión vuela sobre Ciudad del Cabo, son los tugurios.

Podría hacerse algo similar al Plan Marshall (de ayuda económica, así llamado por el general estadounidense George Catlett Marshall), gracias al cual Europa volvió a ponerse de pie después de la devastación de la Segunda Guerra Mundial.

Tenemos un gobierno que debe lidiar con el legado del apartheid, pero también con demandas, necesidades y expectativas actuales de la ciudadanía. Y eso es difícil.

Debo seguir recordándole a la gente que hemos sido libres por apenas 14 años. Estados Unidos logró la independencia en el siglo XVIII y aún está luchando con las desigualdades. Los niveles de pobreza en este país son chocantes.

Por eso, decimos: dennos tiempo, porque ya es sorprendente que Sudáfrica tenga la estabilidad que hoy tiene. Muchos leen en la portada de los diarios titulares sobre disturbios raciales y creen que la noticia procede de Sudáfrica. Pero no: siguen leyendo y se enteran de que los disturbios son en Manchester, Gran Bretaña.

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